En muchas ciudades del mundo, los niños son los mayores consumidores de refrescos.
Pero en lugar de aleccionarlos o prohibir estas bebidas por la cantidad de azúcar que contienen, en una escuela inglesa decidieron intentar convencerlos de otra manera: desafiarlos a dejar los refrescos durante 21 días.
La enfermera dental Helen Kellett les explicó a 15 estudiantes de 12 y 13 años de una escuela de Blackpool, Inglaterra, las desventajas de algunas marcas populares de refrescos.
"Cada una de estas bebidas tiene 20 cucharadas de azúcar escondidas en la lata", les dijo Kellett. La enfermera se aseguró de que entiendan también por qué los refrescos son especialmente malos para los dientes.
La razón tiene que ver, parece, con la forma en que los bebemos, que hace que se queden en el paladar y tengan una mayor probabilidad de causar deterioro de los dientes.
Para fortalecer la voluntad de los alumnos, les explicó además los peligros de la diabetes y la obesidad.
Esta es una preocupación para el director de salud pública de Blackpool, Arif Rajpura.
"Hay demasiada azúcar en nuestra dieta y esto contribuye significativamente a nuestra epidemia de obesidad", dice Rajpura.
"Así que lo que intentamos hacer es reducir la cantidad de azúcar en nuestra dieta".
Image copyrightThinkstockImage captionEl problema de la obesidad infantil está muy extendido por todo el mundo.
"El azúcar en los refrescos son calorías vacías, innecesarias, y queremos reducirla".
La ciencia indica que una persona se tarda 21 días en dejar un hábito o superar una adicción, que es la forma en que muchos en este grupo ven las bebidas azucaradas y gaseosas.
"Es que bebo esto desde que era pequeña", decía Shae, quien bebe dos latas al día.
"Fue duro dejarlo, pero me va a hacer más sana".
21 días después
Asumiendo que hay 36 gramos de azúcar en un envase (la cantidad que se encuentra en una de las bebidas de cola más populares), cada alumno se ahorraría 756 gramos de azúcar añadido en esos 21 días.
Para todo el grupo, serían 11,3 kilos de azúcar.
O, para decirlo de otra forma, habrán evitado meterse unas 45.360 calorías extraen su cuerpo.
Tres semanas después, cuando les preguntaron quién ha conseguido dejar estas bebidas por completo durante los 21 días, todos menos tres levantaron la mano: una tasa de éxito del 80%.
Algunos dicen que ha sido duro, otros lo encontraron más fácil, pero ninguno se comprometió a dejar los refrescos para siempre.
Image copyrightThinkstockImage captionEl azúcar se utiliza frecuentemente como premio a los niños.
La directora asistente de la escuela, Chris Ibbotson, dice que 21 días es poco para saber si el reto va a hacer una diferencia a largo plazo, pero sabe que en cualquier caso tendrán que seguir trabajando en ello.
"Hay mucha influencia de la publicidad y el márketing, que abruma a los adultos y también a los niños", dice.
"Es un asunto muy difícil".
"También tenemos que hablar con los padres sobre qué piensan ellos, porque ellos han sido educados de forma similar a la de sus hijos, utilizando el azúcar como un premio, como solución rápida. Y tenemos que cambiar nosotros", concluye Ibboston.
Japón acaba de reportar el primer fallecimiento por sobredosis de cafeína en el país.
La víctima era un hombre de 20 años que trabajaba como operador de una gasolinera en el turno de madrugada.
Con base en el análisis forense, las autoridades sanitarias japonesas informaron que murió porque ingería grandes cantidades de bebidas ricas en cafeína para mantenerse despierto.
Sin embargo, la autopsia llevada a cabo por la Universidad de Fukuoka no pudo determinar cuánta substancia tomó ni durante cuánto tiempo lo hizo para que su efecto llegara a ser letal, señaló la agencia de noticias japonesa Kyodo.
Image copyrightTHINKSTOCKImage captionLa cafeína actúa como estimulante del sistema nervioso central.
Es el primer caso en Japón, pero en Estados Unidos ya ha sido registrada una decena.
Los más sonados ocurrieron en mayo y julio del año pasado, e hicieron saltar las alarmas.
Y es que las víctimas eran adolescentes: Logan Stiner, de 18 años, y Lanna Hamann, de 16.
Los médicos forenses hallaron en el cuerpo de Stiner, natural de Ohio, 70 microgramos de cafeína por mililitro de sangre.
Y las autoridades sanitarias internacionales advierten que 50 microgramos pueden ser suficientes para provocar la muerte.
Por su parte Hamann, originaria de Arizona, sufrió un paro cardíaco y falleció después de ingerir demasiadas bebidas energéticas durante unas vacaciones en México, le dijo su madre a la cadena estadounidense CBS.
Y aunque, como aclaran los especialistas, los casos de muerte por sobredosis no son frecuentes, ¿cuánta cafeína es demasiada?
¿En qué dosis puede llegar a ser peligroso este alcaloide que actúa como estimulante del sistema nervioso central?
Dosis recomendadas
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), una dosis entre 75 y 300 miligramos de cafeína al día puede ayudar a mejorar el rendimiento en labores físicas e intelectuales.
Esto equivale a tomar entre media y tres tazas de café diarias.
Image copyrightTHINKSTOCKImage captionLos expertos recomiendan tomar entre media taza y tres tazas de café al día.
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Cantidad de cafeína en bebidas y otros productos
Una taza regular de café contiene 260 miligramos de cafeína
Un cuarto de litro de té negro tiene entre 30 y 80 miligramos
Un vaso de refresco con cafeína contiene entre 30 y 70 miligramos de esa sustancia
Pero una lata de Red Bull tiene 80 miligramos de cafeína
Una barrita de chocolate negro tiene 20 miligramos de cafeína
Una pastilla para la migraña o un antigripal pueden llegar a contener hasta 130 miligramos
(Fuente: Centro para la Ciencia de Interés Público, EE.UU.)
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En el caso de los adolescentes, la cantidad no debería sobrepasar los 100 miligramos, insisten las autoridades.
Cantidades superiores a éstas pueden causar irritabilidad, insomnio y hasta complicaciones cardíacas, advierte EFSA.
¿Pero en qué momento se podría hablar de una sobredosis?
Excesos
De acuerdo a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), los síntomas de una sobredosis de cafeína pueden incluir "pulso acelerado o peligrosamente errático".
Image copyrightTHINKSTOCKImage captionLa cafeína se encuentra de forma natural en los granos de café y en las hojas, semillas y frutas de otras 60 plantas.
Asimismo, los intoxicados con esa sustancia podrían sufrir vómitos, diarrea, estupor —disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de cierto aire o aspecto de asombro o de indiferencia—, y desorientación, indica la agencia.
Y en los casos más extremos, advierte que la sobredosis de esta sustancia podría llegar a provocar la muerte. Aunque aclara que estos no son frecuentes.
La agencia advierte sobre consumo excesivo de cualquier bebida o comida que contenga cafeína, pero tiene un producto en particular en el punto de mira.
Se trata de la cafeína pura en polvo, que se vende como suplemento para deportistas.
En internet se puede adquirir en bolsas de 100 gramos por unos US$6.
Image copyrightTHINKSTOCKImage captionSe dice que el café es la droga más popular.
Una marca en particular que vende su producto online asegura que "ayuda a disminuir la fatiga física, mejorar la claridad de pensamiento, ayuda a centrarse, aumenta la coordinación física y reduce la sensación de cansancio, por lo que es especialmente eficaz para disciplinas como levantar pesas".
Sin embargo, la FDA explica que estos productos son 100% cafeína, por lo que solo una cucharadita pura equivale aproximadamente a 28 tazas de café.
"La cafeína pura es un estimulante poderoso y una pequeña cantidad puede causar una sobredosis accidental", advierte el organismo.
No falta nada para que empiece el verano, pero ya se siente el fuerte calor que nos invita a meternos al mar o piscina, pero cuidado, el agua, cloro, la sal, podrían afectar el cabello y ser causante de su caída. Para evitar que esto ocurra, el médico enestética y especialista en laser y cabello de la Clínica Dermosalud, Dr. Ramzi Mubarack, nos brinda cinco tips para combatir la pérdida del cabello por medio de laalimentación.
Estos alimentos contienen vitaminas y minerales que son muy buenas para combatir la caída de cabello. El médico recomienda los vegetales de color verde y que son ricos envitamina A y B. De ese modo, se podrá fortalecer y cuidar el pelo.
Carne roja y espinaca
Son importantes incluirlos en la dieta porque ayudan a oxigenar el cuero cabelludo y la pigmentación del cabello. Esos alimentos como los mariscos y nueces son ricos encobre, lo que beneficia en el proceso de síntesis de la melanina del pelo.
Pescados y carnes blancas
En las carnes y pescados, se encuentra el zinc que es muy importante para el crecimiento del cabello. Mientras que el azufre que se ingiere en las carnes blancas y en alimentos como el hígado, ayuda a fortalecer el pelo débil y quebradizo.
Aceite de oliva, chocolate, la salvia, almendras y la albahaca
Son buenos proveedores de antioxidantes porque contienen polifenoles. También, son alimentos ricos en magnesio, ya que activa las reacciones enzimáticas importantes para la salud del cabello.
Las almendras y pescado ricos en selenio
El selenio es una propiedad nutritiva que ayuda a combatir los radicales libres (sustancias químicas que aceleran el envenjecimiento). Mientras que las almendras, hacen posible que el cabello se vea joven, ya que nos proveen de resveratrol, unaproteína que inactivan los genes que causan un envejecimiento rápido del cabello.
NO TE PIERDAS:Cuida tu cabello con aceite de argan Wapa, ten en cuenta que el cabello posee de 10 a 15% de agua y se podría evaporar en días muy calurosos. No olvides estos consejos y acude a un especialista del cabello.
En su gran mayoría, los pacientes son responsables en los casos de cáncer: según científicos, la enfermedad mortal es causada más por malos hábitos que por "mala suerte".
Células de cáncer / Wikimedia
Las últimas investigaciones científicas muestran que entre el 70 y el 90 por ciento de los casos de cáncer están relacionados con factores externos como el medioambiente y el estilo de vida, informa la BBC. De ese modo, solamente entre el 10 y el 30 por ciento de los casos, la enfermedad se debe a factores aleatorios.
Los científicos internacionales recuerdan que la caótica división de las células madre, que es la consecuencia del cáncer, es provocada tanto por fallas internas del organismo como por causas externas: el tabaquismo, el alcohol o la radiación ultravioleta.
"Los factores externos juegan un papel muy importante, y la gente no debe escudarse en la mala suerte. No pueden seguir fumando y creer que el cáncer es solo mala suerte", explica el doctor Yusuf Hannun a la BBC. "Si comparamos las causas de la enfermedad con una ruleta rusa, entonces las razones internas son solamente una bala de seis. Los fumadores añaden en el cargador dos o tres balas más y aprietan el gatillo".
Los investigadores señalan que no es terminante que si alguien está expuesto a factores de riesgo externos padecerá de cáncer. Sin embargo, siempre existe esa posibilidad, así que no se debe confiar en la buena suerte. "A pesar de que hábitos saludables como no fumar, mantener una dieta sana y reducir la cantidad de alcohol no garantizan la protección contra el cáncer, reducen seriamente el riesgo de desarrollar esta enfermedad", asegura la investigadora Emma Smith.
Creer que una situación crítica es irreversible es un error. En cualquier momento podemos tomar los mandos de nuestro presente para moldear un futuro mejor.
El otoño, aunque ya estemos atisbando su final, es sinónimo para muchos de tedio y rutina. Un tiempo de intimidad y silencio, de menos diversión. Sin embargo, para otros representa también una época estimulante, el pistoletazo de salida de una nueva temporada, de nuevos retos y ambiciones. Existen además otros otoños que nada tienen que ver con el calendario. Esa intensa y frustrante sensación de que ya es demasiado tarde para llevar a cabo algo que ansiamos, tarde para otras ilusiones. Sencillamente porque notamos que se secan las hojas de nuestro árbol y solo tenemos por delante un frío invierno.
A quien esté inmerso en una suerte de melancolía quizá le reconforte saber que no está solo
Sentimos que hemos perdido el tren, y nos pasa tanto en relación con un propósito profesional como con uno personal. Le ocurre a ese abogado de 35 años que considera que ya es tarde para apearse de una desilusionante carrera y renuncia a una empresa con la que sueña. Y también le sucede a una persona mayor que desiste de luchar por una relación sentimental, “porque a mi edad no toca”.
¿Pero qué nos lleva a sentir que hemos perdido el tren, que es demasiado tarde, y nos frena a la hora de apostar por algo? Nuestras acciones y decisiones están condicionadas por nuestras creencias o modelos mentales. Y todos tenemos un buen repertorio de ellas. Algunas nos impulsan; otras nos limitan. Pero muchas son inconscientes y todas son activas, porque moldean nuestros actos. Son juicios, opiniones muy arraigadas que se forman en el pasado, viven en el presente y condicionan nuestro futuro.
“Valgo lo mismo para un barrido que para un fregado” es una idea de acción permanente que nos proporciona un impulso positivo ante cualquier cambio. Al contrario, pensamientos como “hay que seguir la tradición familiar de ser abogado para estar bien considerado” o “hay que sufrir para tener éxito” nos dificultarán la deseada metamorfosis profesional. ¿Cuánto le costará a alguien que piensa que vale para todo llevar a cabo una reorientación profesional? ¿Cuánto le costará a alguien que piensa que para estar bien considerado ha de seguir la tradición familiar? ¿Lo ven?
Hasta aquí, creencias individuales. Pero más allá están las creencias colectivas. Muchos de nuestros pensamientos personales son a su vez compartidos por una familia, una comunidad, grupo social o cultura determinada. Las creencias colectivas nos refuerzan o nos limitan aún más. ¿Cuánto nos costará apostar por algo nuevo si, además de nosotros mismos, nuestro entorno nos repite que más vale pájaro en mano que ciento volando? Muchas veces viajar o salir de esos círculos más próximos nos ayuda a ver nuestra casa desde otra ventana, y a cuestionar aquellas creencias colectivas limitadoras de las que no éramos conscientes. Así, si pensamos que se nos ha pasado el tren, “porque a mi edad no es correcto volverse a casar o porque a los treinta y tantos he de estar ya bien situado”, será probablemente más difícil para nosotros alcanzar ese objetivo que deseamos.
Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo ser también enemigo de las mías
Jorge Luis Borges
¿Fin de la historia? No. Nuestras creencias tiñen nuestra percepción de las cosas, sí. Pero no con tinta permanente. Así pues, con un gran trabajo de introspección podemos revisar ese juicio que nos está impidiendo atrevernos a alcanzar nuestro objetivo. ¿Qué hay que hacer? Busquemos qué creencia nuestra está en juego, hagámosla consciente, revisemos su validez y después decidamos si queremos continuar con ella a cuestas o la sustituimos por otra. Nada fácil. Pero no es tinta indeleble. Este primer obstáculo ¡se salva!
Una clienta en el ecuador de sus 40 me decía hace un par de años: “Me siento mayor, muy mayor. De repente, en dos años, me veo como una señora, me miro al espejo y es duro aceptar que todo caiga. Siento que envejezco. Plantearme un cambio laboral y pensar que he perdido el tren me hunde”.
En una línea del tiempo, existe el pasado, el presente y el futuro. Lo que no es presente o futuro pertenece al pasado. Y es que, citando a Peter Senge, solemos pensar en líneas rectas a pesar de que el mundo tenga estructuras circulares. Piensen en cómo ha sido su vida, ¿cómo la dibujarían? ¿Sería una línea cronológica tal y como aprendimos historia en el colegio? ¿Qué ocurriría si la visualizaran en círculos, en etapas? Como si fueran eslabones que se engarzan. Veríamos nítidamente qué engranaje les une, cuántos aros hay, qué distingue un aro del otro. Y en la perspectiva global observaríamos el collar de nuestra vida.
Lo que inquieta al hombre no son las cosas, sino las opiniones sobre ellas
Epicteto
El pensamiento lineal al que estamos acostumbrados nos resta capacidad para reparar en los procesos y nos inclina a detenernos en los hechos concretos. Es muy ilustrativa la metáfora de la rana hervida. Si metemos una rana en una olla con agua a temperatura ambiente, se sentirá probablemente en su salsa. Si hacemos el experimento de calentar el agua de la olla a fuego muy lento, la rana no se dará cuenta del cambio progresivo de temperatura. Morirá hervida sin percatarse. Así de importante es la visión del proceso.
Cuando se tiene el síndrome de perder el tren, un cambio de enfoque puede ser providencial. Pensar en un proceso compuesto por ciclos y no en líneas rectas del nacimiento a la muerte puede llevarnos a ver y vivir nuestra situación de manera distinta. El Hudson Institute de Santa Bárbara propone analizar todo cambio a través de un diagrama circular estructurado en cuatro fases, parecido a la transformación de una oruga en crisálida y que muchos coachesconocemos bien.
La primera etapa del cambio en el ciclo de la mariposa es la del huevo. En esta fase uno se siente desmotivado, cabizbajo, atrapado en una melancolía que no le permite pensar, reír. Un tiempo que preside la lentitud, la pesadez, la falta de alternativas, la procrastinación (esa tendencia de dejar las cosas para más tarde). Una suerte de otoño interminable según nuestro ejemplo anterior. Pero sin que usted lo advierta está ocurriendo algo necesario en todo proceso de cambio. Es la parte positiva. Estamos en el inicio de una gestación. Lo duro es que la decisión de abandonar esta etapa no suele ser racional. Llegará a la raíz de nuestro propio trabajo interior o en un momento en que nosotros o alguien nos abra una puerta que de repente nos haga ver una dirección, un sentido claro.
Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio
Leonardo da Vinci
Este es el vestíbulo de un segundo periodo conocido como la fase de la larva, en la que algo nuevo se empieza a probar, pensar y forjar lenta e íntimamente. Tras haber empezado a tejer, protegidos por nuestro capullo, llega la fase de la crisálida, en la que la curiosidad y una energía renovada nos ayudarán a construir nuevas redes, a explorar otros horizontes y a concretar las ideas. Finalmente, alcanzaremos la última etapa, la de la mariposa. Aquí, por fin, la emoción, la adrenalina, el positivismo y el compromiso con unos objetivos –ahora sí– bien trazados marcarán un claro despegue de nuestro nuevo proyecto.
¿Se anima a cambiar de perspectiva? A aquel que piense que ha perdido el tren, que ya es tarde, y a quien esté inmerso en una suerte de melancolía vital con ganas de algo más, quizá le reconforte saber que no está solo. Cuando estemos en ese momento, en una fase claramente apática, probablemente sea enriquecedor recordar la vida como un proceso y no como una mera línea. Que permanezcamos más o menos tiempo en estos otros otoños dependerá de lo profunda y radical que sea la transición que queramos hacer. Y de lo profunda y radical que sea nuestra creencia de que llegamos tarde.
Pero no olvide que si toma conciencia de que ya está en un nuevo capítulo, probablemente las siguientes fases lleguen con mayor rapidez. Dese la oportunidad de sacar todo el jugo a cada etapa. Siga dibujando círculos. Dijo Viktor Frankl: “Muchos de los prisioneros del campo de concentración creyeron que la oportunidad de vivir ya se les había pasado y, sin embargo, la realidad es que representó una oportunidad y un desafío: que o bien se puede convertir la experiencia en una victoria, la vida en un triunfo interno, o bien se puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar como hicieron la mayoría de los prisioneros”.
¿Recuerdas aquellos días cuando la comida era comida y no una fuente de posibles enfermedades mortales?
Con todas las noticias de los riesgos asociados a lo que comemos, uno pudiera pensar que la mesa se ha transformado en un campo minado.
Hasta las burbujas de gas en los refrescos son consideradas peligrosas.
Para colmo, las recomendaciones de los académicos y nutricionistas cambian continuamente.
Lee también: Por qué cambian tanto los consejos sobre qué comer y qué no
Es
posible que esto sea inevitable: las recomendaciones de salud se
actualizan a medida que los estudios arrojan nuevos resultados.
Pero cuando los medios de comunicación exageran o los sacan de contexto también pueden dar pie a temores desproporcionados.
A
fin de disipar toda la confusión, evaluamos la evidencia médica
existente sobre algunos de los alimentos más populares en nuestra dieta
básica.
Te gustará saber que muchas de tus comidas favoritas no son las fulminantes bombas de tiempo que te han hecho creer.
Lee también: Las 118 cosas que se sabe producen cáncer (y la carne no es una de ellas)
La tocineta
El mito: la carne procesada es tan peligrosa como los cigarrillos.
La realidad: si bien la Organización Mundial de la
Salud encontró abrumadora evidencia de que la tocineta (y otros tipos de
carne procesada) contribuyen con el desarrollo del cáncer colorectal,
el verdadero peligro no es tan alarmante como sugieren algunos medios y
gurús.
Image copyrightThinkstockImage caption
La tocineta o tocino no es una bomba nuclear gastronómica.
Tal como lo señala la organización Cancer Research, de Reino Unido, este tipo de cáncer no es común.
Si
comes cualquier tipo de carne hay 5,6% de riesgo de desarrollar esta
enfermedad. Incluso si comes todos los días tocineta y jamón hasta
reventar, el riesgo solo asciende a 6,6%
En otras palabras, por cada 100 personas que deja de comer tocineta, solo una evitará el cáncer. Para darte una mejor idea de esta cifra, por cada 100 individuos que dejen de fumar, entre 10 y 15 estarían a salvo.
En resumen: según el organismo de salud británico,
consumir 70 gramos por día de este tipo de carne sigue estando dentro de
los límites saludables. Unas dos salchichas diarias no son tan
buenas como un plato de granola, pero tampoco se trata de un desastre
nuclear gastronómico.
El mito: la adicción al café te producirá un ataque cardíaco.
La realidad: hay poca evidencia de que una taza de café te provoque una muerte prematura. De hecho, el efecto puede ser el contrario.
Image copyrightGuwash999FlickrCC BY 2.0Image caption
Al parecer el café tiene beneficios para la salud.
El New England Journal of Medicine, que evaluó en el 2012 la condición física de 400.000 estadounidenses en el curso de 13 años, encontró que las
personas que bebían entre tres y seis tazas de café al día registraron
cerca de 10% menos probabilidad de morir durante el período del estudio,.
Y también tenían índices más bajos de enfermedades del corazón, derrames cerebrales, diabetes o infecciones.
Estudios similares hechos en el 2014, sobre una muestra de más de un millón de personas, arrojó resultados similares.
Cabe
destacar que estos estudios fueron observacionales. Aunque los
científicos trataron de establecer conexiones entre otros factores, no hay manera de saber si el café por si solo protegió el corazón de estas personas.
Quizás las personas más saludables son más propensas a tomar café. En todo caso, como "adicción" es poco nociva.
En resumen: probablemente no es el elixir de la vida como algunos dicen, pero la evidencia muestra que puedes tomarte tu taza de café cada mañana sin remordimiento alguno.
El trigo
El mito: el llamado "cerebro de grano" puede contribuir al desarrollo de Alzheimer.
La realidad: primero lo primero. Cerca de 1% de la población sufre de alergia al gluten –también conocida como la enfermedad celíaca– un trastorno del intestino delgado que impide la absorción de nutrientes.
Image copyrightRIA NovostiImage caption
El trigo es uno de esos alimentos muy controversiales.
Esta enfermedad puede dañar los intestinos y conducir a la malnutrición.
Algunas personas no sufren esta enfermedad, pero son sensibles al trigo. La explicación a esto es controversial. La
sensibilidad al trigo puede estar relacionada no tanto con el gluten
que contiene, sino con otras variedades de azúcares y proteínas
presentes en otros alimentos como las frutas y las cebollas.
Si es así, el dejar de consumir trigo no te aliviará de los síntomas de esta enfermedad. Hay personas que han dejado de comer gluten incluso sin sufrir una afección, sencillamente porque el trigo es visto como tóxico.
Al
respecto Peter Green, de la Universidad de Columbia, comenta que "las
personas que promueven las dietas antigluten o antitrigo algunas veces
citan nuestras investigaciones sobre la enfermedad celíaca y elaboran
conclusiones que van más allá de lo que la evidencia médica plantea". Uno de los mitos más populares es que la comida basada en trigo provoca inflamaciones en el cuerpo, que puede contribuir a generar "niebla cerebral" e incrementar el riesgo de sufrir graves condiciones como Alzheimer.
En todo caso, el trigo sigue siendo una mejor fuente de energía que otras como la papa, debido a que liberan su azúcar de manera más lenta en el organismo.
En resumen: los seres humanos tienen consumiendo trigo desde hace 10.000 años y, a
menos que tú tengas una alergia comprobada medicamente, hay pocas
razones para dejar de consumirlo; al menos hasta que haya más evidencia.
Mantequilla, queso y leche completa
El mito: los productos lácteos obstruirán tus arterias y contribuirán a que desarrolles enfermedades cardiacas.
La realidad: durante décadas el mensaje ha sido claro:
las grasas "saturadas" como el queso, la mantequilla y la leche completa
incrementan el colesterol en tu sangre, lo cual se traduce en un
elevado riesgo de infarto.
Image copyrightThinkstockImage caption
Hay muchos argumentos contradictorios con respecto a las grasas
Por ello muchas organizaciones de la salud promueven
incorporar a nuestra dieta aceites vegetales y margarina, en
sustitución de las grasas saturadas.
Lee también: ¿Cuáles son los mejores aceites y grasas para cocinar?
Sin embargo, durante los últimos años hemos visto aparecer una sucesión de argumentos contradictorios al respecto.
Frente a ello resalta la posición del estudio presentado por Annals of Internal Medicine, el cual concluye que "el consumo en altos niveles de grasa saturada no tienen efecto en las enfermedades coronarias".
Como
en el caso anterior, estos estudios son observacionales, pero se hizo
una prueba sobre un grupo específico de individuos a los que se alimentó
con queso gouda con 27% de grasa todos los días durante ocho semanas.
Los resultados arrojaron que este grupo tenía el colesterol más bajo que los que no consumieron el queso.
Lo más extraño de todo es que a pesar de que la mantequilla y la leche completa están repletas de calorías, las personas que tuvieron una dieta con grasas no terminaron siendo más obesas que las que tomaron leche descremada.
De hecho, es posible que la grasa ayude a regular el metabolismo: que
te ayude a quemar grasa de manera eficiente, o que mantenga el hambre a
raya por más tiempo, ayudándonos a evitar las meriendas menos
saludables durante todo el día.
En resumen: no sabemos por qué, pero las grasas pueden convertirse la nueva tendencia de moda.
La leche pasteurizada
El mito: la pasteurización puede contribuir a sufrir eczema, asma y otros trastornos del sistema inmunológico.
La realidad: existe la creencia popular de que mientras más natural es la comida, más saludable es.
Image copyrightThinkstockImage caption
¿Descremada o no descremada? He ahí el dilema.
Es por ello que muchos afirman que la pasteurización destruye muchos de los nutrientes de la leche, incluyendo las proteínas que nos pueden proteger de alergias.
También afirman
que dicho proceso mata microbios "amigables" que ayudan a la digestión,
fortalecen el sistema inmunológico e incluso nos protegen contra el
cáncer.
No obstante, muchos doctores consideran que esta es una apreciación prematura. El moderado calentamiento que forma parte del proceso de pasteurización debe dejar casi todos los nutrientes intactos.
Además, las supuestas bacterias "amigables" en la leche cruda no poseen tantos beneficios. Tendrían que formar una colonia miles de veces más grande para que una bacteria sobreviva la digestión y llegue al intestino.
Y
aun cuando hay cierta evidencia de que las personas que toman leche
cruda, como los niños, tiende a sufrir menos alergias, es difícil
asegurar que esto se deba a la leche y no al hecho de que muchas de esas
personas crecieron en una granja.
Al vivir entre animales, el
cuerpo puede ser entrenado para enfrentar alergias a temprana edad,
haciendo que sean menos propensos a sufrirlas cuando se convierten en
adultos.
Es más, tomar leche cruda puede ser potencialmente peligroso: pasteurizamos las bebidas para matar microbios que pueden ocasionar enfermedades serias, como la tuberculosis, salmonela o Escherichia coli.
En resumen: antes de exponerse a contraer una
repugnante infección, es mejor esperar por evidencia que corrobore estas
extravagantes afirmaciones.
El mito: es un ataque al corazón envuelto en una cáscara.
La realidad: así como la leche completa, los huevos
fueron vistos como causantes del colapso de nuestras arterias y
promotores de enfermedades cardíacas.
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Los huevos: una fuente de proteínas.
Puede que haya algo de verdad en eso, pero si tú
eres una persona saludable, el comer hasta siete huevos a la semana no
te hará daño.
En resumen: más allá de la flatulencia y el estreñimiento, los huevos son una fuente segura y valiosa de proteínas.
Los refrescos dietéticos
El mito: los edulcorantes artificiales incrementan el riesgo de padecer cáncer.
La realidad: un temor común es que los edulcorantes artificiales promueven el crecimiento de tumores, pero este riesgo puede ser exagerado.
Lee también: ¿Realmente los edulcorantes son malos para la salud?
Un
vasto estudio conducido por el Instituto Nacional sobre el Cáncer, en
Estados Unidos, no encontró evidencia de que el consumo de aspartame
–uno de los edulcorantes más populares- incrementara la posibilidad de
sufrir cáncer de cerebro, leucemia o un linfoma.
Sin embargo, existe la posibilidad de que contribuya con la intolerancia a la glucosa y diabetes del tipo 2, aunque esto aún debe ser verificado por investigadores.
En resumen: los edulcorantes artificiales pueden ser el menor de dos males, pero siguen siendo una opción más saludable que el azúcar.