viernes, 6 de marzo de 2015

¿Cuánto tiempo y a qué volumen puedes escuchar música sin dañar tu oído?



La OMS recomienda no utilizar durante más de una hora los auriculares, y a un nivel bajo. A todo volumen, sólo cuatro minutos.
La OMS recomienda no utilizar durante más de una hora los auriculares, y a un nivel bajo. A todo volumen, sólo cuatro minutos.
La epidemia del ruido es paradójicamente silenciosa. Es un fantasma que está presente cuando podemos escuchar la música que sale de los auriculares de alguien sentado frente a nosotros en el metro, mientras tomamos una bebida con amigos en un club o al gritar frenéticos junto a otros miles de personas en un estadio de fútbol.
Nadie está a salvo de ella, pero afecta especialmente a los jóvenes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que 1.100 millones de jóvenes de todo el mundo están en riesgo de sufrir pérdidas de audición debido a la exposición a ruidos que forman parte de nuestros hábitos cotidianos.
Más de 43 millones de personas de entre 12 y 35 años sufren ya de pérdidas auditivas discapacitantes en los países desarrollados.
En un informe publicado con motivo del Día Internacional de la Atención Ontológica (cuidados auditivos), que se celebra este martes, la OMS estima que un 50% de esta franja de edad está expuesta a riesgos debido al uso de reproductores MP3 y teléfonos inteligentes, y un 40% por los niveles de ruido nocivos en clubes, discotecas y bares.

Los expertos consideran que 85 decibelios (dB) durante un máximo de 8 horas es el nivel máximo de exposición sin riesgos que el ser humano puede asumir.
85 decibelios (dB) durante un máximo de 8 horas es el nivel máximo de exposición sin riesgos que el ser humano puede asumir.

¿Cómo saber cuándo estamos dañando nuestros oídos?

Los expertos consideran que 85 decibelios (dB) durante un máximo de 8 horas es el nivel máximo de exposición sin riesgos que el ser humano puede asumir. El espacio de tiempo admisible disminuye a medida que la intensidad del sonido aumenta.
La pregunta se responde mejor acudiendo a ejemplos concretos.
El volumen de salida de los dispositivos de audio personales, como los auriculares, puede oscilar entre los 75 dB y 136 dB a su volumen máximo.
El informe de la OMS recomienda no utilizar más de una hora a un volumen bajo estos dispositivos.
En clubes nocturnos, discotecas y bares, los niveles medios de ruido pueden oscilar entre los 104 dB y 112 dB, y según los parámetros que marca la OMS a partir de los 15 minutos ya no sería seguro. Lo mismo ocurre en las instalaciones deportivas, donde el nivel oscila entre los 80 dB y los 117 dB.
La exposición a estos ambientes provoca cansancio en las células sensoriales auditivas, lo que da lugar a una pérdida temporal de la audición o a acúfenos (esa sensación de zumbido en los oídos que se tiene por ejemplo al salir de un concierto).
La audición mejora a medida que estas células se recuperan, pero cuando “los sonidos son muy fuertes o la exposición se produce con regularidad o de forma prolongada, las células sensoriales y otras estructuras pueden verse dañadas de forma permanente, lo que provoca una pérdida irreversible de audición”, advierte la OMS.
Para hacerse una idea de la alta exposición que soportamos debido a nuestros hábitos culturales y de ocio, basta saber que en 15 minutos de música a 100 dB, una persona se expone a niveles de ruido similares a los que absorbe un trabajador industrial en una jornada de 8 horas trabajando en un entorno sonoro de 85 dB.

Tiempos de escucha seguros

La exposición segura a un concierto a todo volumen sólo es de 28 segundos, según la OMS.
La exposición segura a un concierto a todo volumen sólo es de 28 segundos, según la OMS.
Algunos ejemplos de tiempos máximos de escucha recomendados por la OMS son:
  • 85 dB: nivel de ruido en el interior de un coche. Ocho horas.
  • 90 dB: cortadora de césped. Dos horas y 30 minutos.
  • 95 dB: ruido de una moto promedio. 47 minutos.
  • 100 dB: bocina de un coche o un tren subterráneo.15 minutos.
  • 105 dB: reproductor de mp3 a todo volumen. Cuatro minutos.
Además de tener presente estos límites temporales, la organización proporciona otros consejos:
  • Mantenga el volumen bajo.
Hay que regular el volumen exento de riesgos en su aparato personal y no superar el 60% del volume máximo. Del mismo modo, hay que usar tapones para los oídos cuando se vaya a una discoteca o a un evento Ruidoso.
  • Limite el tiempo que dedica a actividades ruidosas.
La duración de la exposición al ruido es uno de los principales factores a cuidar. Es aconsejable hacer breves descansos auditivos (por ejemplo saliendo del club donde esté) y limitar a una hora diaria el uso de auriculares.
  • Vigile los niveles seguros de exposición al ruido.
Utilizar la tecnología de los teléfonos inteligentes para medir los niveles de exposición al ruido puede ayudar.
  • Preste atención a las señales de advertencia de pérdida de audición.
La OMS recomienda acudir a un médico si encuentra dificultad para oír sonidos agudos como el timbre, el teléfono o el despertador o para entender el habla por teléfono e, incluso, para seguir conversaciones en ambientes ruidosos.

Cuáles son los riesgos de consumir pollo con antibióticos

McDonald's anunció esta semana que dejará de servir productos de pollo tratado con antibióticos en EE.UU.
La cadena de restaurantes de comida rápida McDonald's acaba de anunciar que en Estados Unidos dejará de servir pollo tratado con antibióticos. Pero, ¿cuán importante es esto para la salud pública?
Durante décadas los científicos han advertido que con el uso generalizado de los fármacos en la producción ganadera las bacterias podrían comenzar a desarrollar mecanismos y a mutar para defenderse de estos compuestos químicos, hasta hacerse resistentes a ellos.
Al final, según los expertos, esto desembocaría en la resistencia a los antibióticos en los humanos; al menos en aquellos que consuman los productos derivados de estos animales tratados con fármacos.
Y estos no serían pocos. El Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades Infecciosas en EE.UU. calcula que los virus y bacterias resistentes a los antibióticos provocan 23.000 muertes cada año en el país, a los que se suman dos millones de enfermos.
Durante décadas los científicos han advertido que con el uso generalizado de los fármacos en la producción ganadera las bacterias podrían hacerse resistentes a ellos.
Debido a esa resistencia, hace años que la Organización Mundial de la Salud advirtió que estamos enfrentando "el fin de la era de la medicina segura".
"Está claro que el uso agropecuario de antibióticos puede afectar a la salud humana", dijo recientemente en esa línea el Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología de la Presidencia de EE.UU.
Por su parte, la industria cárnica sostiene que es seguro, porque, argumentan, muchos de ellos no se utilizan en humanos.
Sin embargo, la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) estima que el 60% de los tipos de antibióticos que se usan en animales también se suministran en tratamientos a personas.

Estrategia de negocios

Parece que la decisión de McDonald's no viene tanto motivada por esto, sino que se trata de una estrategia comercial ante el estancamiento que sufre su negocio. Y es que los últimos resultados, publicados el mes pasado, reflejaron una caída del 15% en el beneficio, hasta US$4.750 millones.
Parece ser que la decisión de la cadena de comida rápida se debe a una estrategia de negocio.
Según informó la empresa, el objetivo es que en dos años los 14.000 restaurantes que tiene en EE.UU. (en todo el mundo posee 36.000) dejen de vender productos hechos a partir de pollos que fueron tratados con antibióticos que se utilizan para combatir enfermedades infecciosas en humanos.
Para ello presionará a los grandes productores con el fin de que cambien sus prácticas de cría de animales. Eso sí, seguirá comprando pollos a granjeros que usen "de manera responsable" el ionóforo, un antibiótico animal con la que no se trata a humanos.
Pero Mc Donald's no es la primera empresa en tomar esa decisión en Estados Unidos.

Empresas pioneras

En febrero de 2014 Chick-fil-A, la mayor cadena de restaurantes de EE.UU. especializada en sándwiches de pollo, hizo un anuncio similar. El presidente de estrategia de producto de la compañía, David Farmer, planteó un plazo de 5 años para cumplir el objetivo.
Tras la presión de los restaurantes, los productores también han empezado a criar a las aves sin antibióticos.
Y hace ya más de una década, en 2004, la cadena de restaurantes Panera Bread Co. incluyó en su menú productos libres de antibióticos, algo que Chipotle Mexican Grill Inc. ya había hecho en 1999.
A partir de estos movimientos, algunos productores también han comenzado a hacer lo propio.
Tyson Foods, por ejemplo, redujo en un 84% el uso de antibióticos en la cría avícola. Como consecuencia, lanzó el año pasado una marca de pollo tratado sin estos fármacos, y también vende carne de res libre de ellos.
Asimismo, su competidor, Perdue Farms Inc., empezó a hacer lo mismo. La empresa asegura que ya ha eliminado por completo los antibióticos del 35% del pollo que vende.
Los productos de ambas compañías se pueden adquirir en grandes superficies como Wal-Mart, en las que millones de estadounidenses hacen la compra a diario.

Preocupación de los consumidores

Todo esto llega como respuesta a la preocupación generalizada en Estados Unidos por las repercusiones que esa práctica de la industria agropecuaria pudiera tener en la salud de los consumidores.
Los productores defienden que el uso de estos fármacos en animales es seguro.
Así lo señalan varios estudios. Un sondeo de este año de la firma estadounidense Midan Marketing halló que al 60% de los compradores de alimentos les preocupa el tema. Y la conclusión no dista mucho de los resultados de una encuesta que llevó a cabo la revista Consumer Reports en 2012; el 72% de las 100 personas consultadas afirmó estar "extremadamente" preocupado o muy precupado por los antibióticos presentes en la carne.
Consciente de esta realidad, a finales de 2013 la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) solicitó a las farmacéuticas y las procesadoras de carnes que pusieran fin a la práctica de suministrar antibióticos a los animales para acelerar su crecimiento. Ya en 2010 había llamado a un "uso juicioso" de los fármacos.
"Hasta la mitad del uso de los antibióticos en los humanos y gran parte del uso de antibióticos en los animales es innecesario e inapropiado y hace que todos estemos menos seguros", indicó por su lado el Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades Infecciosas en EE.UU., en un informe hecho público ese mismo año.

Cuestión de voluntad

Sin embargo, la solicitud de la FDA fue más una recomendación. Así que, que las empresas la cumplan o no es una cuestión de voluntad.
Esto, además, fue algo deliberado. El organismo considera que su estrategia de buscar cambios voluntarios es la forma más efectiva de reducir el uso de estos fármacos en animales, ya que, según argumenta, una prohibición podría dar lugar a largas batallas judiciales.
Los antibióticos no sólo se usan en la industria avícola, sino también en la ganadera.
Y como prueba de la eficiencia del método, la agencia asegura que 26 compañías se han comprometido a eliminar los antibióticos del todo para 2016.
Más allá de EE.UU., la realidad es otra. Según informa a BBC Mundo la doctora Awa Aidara-Kane, coordinadora del Departamento de Inocuidad de los Alimentos de la OMS, en la Unión Europea está prohibido utilizar antibióticos para engordar animales.
En la década de 1940 los veterinarios descubrieron que los animales que las tomaban en pequeñas dosis ganaban peso con más rapidez. Así que una década más tarde, en 1950, la FDA aprobó su uso con ese fin.
"Por su parte, Australia ha prohibido el uso de fluoroquinolonas, agentes antimicrobianos muy importantes para la medicina humana, en la cría de animales", dice la experta. "Como resultado, la resistencia a las fluoroquinolonas en los patógenos transmitidos por los alimentos es muy bajo en ese país".
Y es ese uso en concreto el que rechaza la OMS.
"Los antibióticos deberían usarse para curar infecciones en animales, no como promotores del crecimiento", sentencia la doctora.